La digitalización de las pequeñas y medianas empresas ha posibilitado el salto cualitativo de muchos negocios en los últimos años. No obstante, la velocidad a la que esta se ha producido podría ser mayor si se dotara al tejido productivo de la suficiente inversión.
La necesidad de dar pasos hacia la automatización y la informatización usando las nuevas tecnologías se puso de manifiesto de una manera clara con la llegada de la pandemia por la COVID- 19. Si las pymes hubieran invertido mayores recursos en este objetivo en los años previos, el impacto económico habría sido mucho menor.
En el periodo de confinamiento y restricciones de movilidad, las organizaciones que mejor respondieron a los nuevos desafíos fueron las que, previamente, integraron la tecnología en todas sus áreas. Aquellas que buscaron la inversión necesaria para mejorar su capacidad tecnológica. Eso les dio la posibilidad de cambiar de manera rápida a una nueva forma de funcionar y seguir aportando valor a los clientes desde un entorno digitalizado.
Necesidad de inversión
El proceso de transformación digital requiere de una inversión adecuada en áreas clave, para lo cual es necesario un cambio de paradigma y una serie de adaptaciones en los sistemas de trabajo, además de un cambio de cultura empresarial.
Todo ello puede exigirnos una serie de esfuerzos, pero también supone ventajas. Entre ellas están la mejora de la experiencia del cliente, una mayor agilidad en la realización de tareas, un aumento de la productividad y un incremento de la rentabilidad.
Por lo tanto, un plan de inversiones en determinadas áreas clave de nuestro negocio puede aportarnos mejoras muy significativas.
¿Cómo acometer un proceso de digitalización en la empresa?
La transformación digital en una empresa es un proceso constante. Para que se lleve a cabo con éxito y permita aprovechar todas sus ventajas a las pymes, es fundamental contar con el apoyo de inversores y el compromiso de la dirección de la empresa.
Los responsables del negocio, sus propietarios y gerentes, deben aceptar que la digitalización no es solo un accesorio que puede o no mejorar los resultados de la empresa. También es una necesidad absoluta para su supervivencia, como se ha demostrado con la crisis sanitaria del año 2020.
Además, la implicación de todos los trabajadores resulta fundamental. Entre ellos, hay que identificar a los más capacitados para liderar este cambio y proporcionarles las herramientas adecuadas para que lo consigan.
Dentro de este marco, la necesidad de profesionales ligados al ámbito de la transformación digital en el mercado laboral resulta cada vez más acuciante. Por esta razón, las empresas están optando por articular políticas laborales flexibles que les permitan realizar todos los esfuerzos necesarios para captar y retener el talento digital en la organización.
Externalización y plataformas SaaS
El entorno empresarial y de negocios en la actualidad se caracteriza por una evolución constante y cambios rápidos. El comportamiento de los consumidores ha pasado de ser pasivo y receptivo a convertirse en una actitud activa, informada, consciente y exigente.
En este contexto, incluso el equipo digital ma?s preparado puede verse sobrepasado por las circunstancias, la carga de trabajo, la necesidad de actualización o la falta de conocimientos profundos en algunas áreas importantes para el proceso de digitalización.
Por esa razón, una opción a considerar es invertir en la externalización y la subcontratación de servicios como proveedores de tecnología, plataformas SaaS y consultores. Esto puede dar lugar a procesos enriquecedores, tanto para la propia empresa como para sus trabajadores, con flexibilidad, intercambio de información y conocimientos, y un ritmo de digitalización más rápido y efectivo.
Selección de las herramientas informáticas adecuadas
Otra de las cuestiones importantes a tener en cuenta en procesos de estas características es tomar las decisiones acertadas en cuanto a la selección de herramientas informáticas. Para ello, se requiere, en muchos casos, acometer procesos de investigación, recabar datos y realizar pruebas para saber qué aplicación se ciñe mejor a la actividad de una organización empresarial.
Esto resulta especialmente importante, ya que la herramienta informática escogida debe dar respuesta a las necesidades reales que se generan en los procesos de trabajo. Debe ser útil para los trabajadores y estos deben aprender a usarla y sacar el máximo partido de ella.
La importancia de la experiencia del cliente
Una vez tenemos clara la importancia de la inversión en tecnología, también hay que tener presente un factor que podría, incluso, considerarse más determinante para llevar a buen término el proceso de digitalización. Hablamos de la experiencia del cliente y las demandas de los consumidores como epicentro del cambio.
Gracias a las nuevas tecnologías, podemos recabar datos y analizarlos para saber, aún mejor, cuáles son los aspectos que se deben mejorar para proporcionar una mejor experiencia al cliente. De ellos puede depender el rumbo de la compañía, ya que pueden ayudarnos a encontrar nuevas oportunidades de negocio.
En resumen, y teniendo en cuenta todas estas consideraciones, las empresas pueden dar pasos decididos para buscar la financiación necesaria que les permita dar el paso a la digitalización de forma rápida, efectiva y rentable. Una inversión de presente y futuro.
La transformación digital en la pequeña y mediana empresa ha pasado a ser una necesidad incipiente después de la irrupción de la pandemia por COVID-19. Los efectos de la crisis sanitaria habrían sido mucho menores de haberse implementado con anterioridad una serie de mejoras ligadas a las nuevas tecnologías.
La inversión en equipos informáticos, plataformas SaaS y personal cualificado para liderar el cambio en la pyme se ha convertido en un objetivo prioritario. Sobre todo después de haber experimentado las ventajas del trabajo remoto, la toma de decisiones basada en la recopilación y el análisis de datos, y de la automatización de muchas tareas.
Invertir en nuevas tecnologías para impulsar la digitalización en la pequeña y mediana empresa se ha convertido en una cuestión aún más prioritaria desde la aparición de la pandemia por COVID-19. Aumentar la rentabilidad, la eficacia y los niveles de calidad en la prestación del servicio y la experiencia del cliente resulta mucho más sencillo gracias a la implementación de soluciones informáticas.
Para ello, es necesario un cambio en la cultura empresarial y, en ocasiones, externalizar servicios y contratar empresas especializadas para la gestión de estos procesos de cambio. Unas ventajas de las cuales se benefician cada vez más empresas.