Falta de liquidez: el cuello de botella operativo que amenaza incluso a empresas rentables

Falta de liquidez

La falta de liquidez se deja ver cuando los números contables enmascaran una amenaza silenciosa y recurrente. En el ecosistema empresarial, especialmente en pymes con años de trayectoria, se suele asumir que la rentabilidad garantiza estabilidad. 

Porque no es la cuenta de resultados la que determina si una empresa puede abrir sus puertas mañana, sino su capacidad de hacer frente a pagos inmediatos.

 

Rentabilidad con falta de liquidez: una falsa sensación de seguridad.

No es infrecuente encontrar empresas con un EBITDA saludable y balances que, sobre el papel, transmiten solidez. Sin embargo, cuando se analiza su situación de tesorería, aparecen tensiones constantes que comprometen su operativa.

Esta paradoja suele tener raíces diversas, y a menudo se combinan: ciclos de cobro que se alargan más de lo previsto, una concentración excesiva de la facturación en pocos clientes, inversiones en inmovilizado que no generan retorno inmediato o planes de expansión ambiciosos sin un respaldo financiero realista. Todo ello se agrava cuando las líneas de circulante pierden flexibilidad o se utilizan como vía estructural para sostener el día a día.

El resultado es claro: se produce una falta de liquidez que, aunque no figura directamente en la cuenta de resultados, puede paralizar operaciones críticas, erosionar relaciones clave con proveedores e incluso llevar a tomar decisiones financieras desde la urgencia, en lugar de desde la estrategia.

Recomendación para evitar la falta de liquidez: mirar más allá de la cuenta de resultados

En empresas con experiencia y años de trayectoria, el problema de la falta de liquidez rara vez se debe a una falta de información financiera. Más bien, radica en dónde se coloca el foco del análisis.

La atención suele centrarse en los resultados que muestra la cuenta de pérdidas y ganancias: ingresos, márgenes, EBITDA… Todos ellos indicadores relevantes para evaluar la rentabilidad. Sin embargo, esta perspectiva puede dar una falsa sensación de seguridad si no se complementa con una lectura rigurosa de la tesorería diaria y de la estructura del capital circulante.

No es raro ver empresas que presentan beneficios recurrentes y, sin embargo, tienen dificultades para atender sus pagos a corto plazo. En estos casos, suelen aparecer patrones que se repiten: una dependencia creciente de las líneas de crédito como herramienta estructural para financiar el día a día; un aumento progresivo de los costes financieros, incluso en escenarios de ingresos estables; la incapacidad de asumir nuevos pedidos o proyectos por falta de caja operativa, o una dinámica de refinanciación constante de compromisos a corto plazo, que posterga —pero no resuelve— los desequilibrios.

Detectar estos síntomas a tiempo y entender que la cuenta de resultados no lo es todo, es el primer paso hacia una gestión financiera verdaderamente estratégica.

Gestión estratégica: anticiparse y ajustar

La falta de liquidez no es un problema que se solucione con intuición ni con soluciones rápidas. En el contexto actual, donde la volatilidad económica puede alterar ciclos de cobro y consumo en cuestión de semanas, es imprescindible contar con una planificación financiera rigurosa y una capacidad de reacción bien estructurada. Las empresas que superan estos desafíos no son necesariamente las más grandes, sino las que logran anticiparse y ajustar sus estructuras antes de que el desequilibrio se vuelva crónico. Algunas medidas clave son:

  • Refinanciación estructurada: sustituir deuda de corto por instrumentos de medio-largo plazo que liberen tensión inmediata.
  • Optimización del working capital: revisar procesos de facturación, ajustar condiciones de cobro y pago, y eliminar ineficiencias logísticas. Será relevante Involucrar en el proceso a todos los departamentos de la empresa.
  • Desinversión selectiva: monetizar activos no estratégicos o de baja rotación para inyectar liquidez sin comprometer operativa.
  • Atracción de capital externo: abrir la puerta a socios financieros, family offices o capital privado, cuando el apalancamiento ya no es viable. Importante no iniciar el proceso cuando ya sea demasiado tarde.
  • Transformación digital del área financiera: implementar herramientas de control de tesorería y reporting predictivo para una toma de decisiones en tiempo real.

Conclusión: con falta de liquidez, no hay plan que valga

En un entorno económico donde la incertidumbre se ha convertido en la norma – ya sea por factores geopolíticos, tensiones en las cadenas de suministro o fluctuaciones en los tipos de interés -, la falta de liquidez emerge como uno de los principales riesgos operativos para las empresas, incluso para aquellas que son rentables sobre el papel. La realidad es clara: no es suficiente con tener una oferta competitiva, una marca consolidada o un crecimiento sostenido en ventas. Si la caja falla, todo lo demás tambalea.

Hoy, más que nunca, la solvencia a corto plazo se convierte en una condición indispensable para la viabilidad a largo plazo. La capacidad de una empresa para anticipar desequilibrios de tesorería, adaptar su estructura financiera y acceder a fuentes alternativas de financiación puede marcar la diferencia entre resistir o quedarse por el camino.

En Foro Capital Pymes trabajamos codo a codo con empresas que no solo buscan capital, sino que entienden que el crecimiento debe estar sustentado en una base financiera sólida. Acompañamos a compañías que han superado las etapas iniciales, que han demostrado su modelo de negocio y que ahora necesitan un socio financiero estratégico, no solo para crecer, sino para hacerlo con liquidez, estabilidad y visión.

Porque en la gestión empresarial de hoy, la diferencia no está en quién factura más, sino en quién gestiona mejor su caja.

Valerie Pérez

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