Ante una presentación ante inversores hay que tener muy presente el objetivo: despertar el interés. No se trata de conseguir un acuerdo. Los detalles financieros es mejor hablarlos en privado con los inversores.
Para ello, hay que tener en cuenta que el mensaje es lo importante. Evitar salir del paso consiguiendo colocar X transparencias que ya tenemos para hablar durante X minutos. Hay que estructurar este mensaje desde el punto de vista del auditorio. Es importante tener en cuenta que los inversores son extremadamente sensibles a cuatro cosas: la oportunidad de mercado, la visión a largo plazo del negocio, el posicionamiento estratégico para aprovechar la oportunidad de negocio y la naturaleza o del equipo.
Alguno de los apartados que pueden estructurar la presentación son: la trayectoria de la empresa, equipo, principales hitos conseguidos, productos y servicios, ventajas competitivas, canales de venta, análisis de la competencia, modelo de negocio, principales datos financieros y propuesta al inversor.
Durante el turno de preguntas, contestarlas con brevedad y leerlas en positivo. Evitar ser redundantes con lo expuesto, aprovechar para desarrollar otros puntos o aclarar cosas. Si la respuesta no se puede contestar públicamente al tratarse de datos financieros, aspectos clave del negocio o valoración de la empresa, contestarla genéricamente y remitirse a entrevistas personales.